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Isaías 25:4 “Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro”.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano 

Ha surgido afición por construir castillos en el mundo. Pero los expertos afirman que se trata de edificaciones de fantasía, diseñadas para ser hermosas y llenas de lujos, como un palacio de las películas animadas, lo cual se desvía del propósito principal de un castillo verdadero. Se levantan rápidamente y cuestan millones de dólares. 

El profesor John Sexton, quien enseña literatura medieval en la Universidad Estatal de Bridgewater, Massachusetts, explica que “los verdaderos castillos son estructuras defensivas. No se pensaba en ellas como un lugar cómodo para vivir. Vives en ellas porque hay gente afuera que te quiere muerto”. 

Esta diferencia nos deja pensando en la manera que vemos la vida cristiana. ¿Es un palacio de fantasía, comodidad y lujo en el que nos visualizamos como personajes de cuentos de hadas? ¿O pensamos en este nuevo camino como una visión superior? 

La fortaleza que jamás hubiésemos podido construir por nosotros mismos. Fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso, sombra y refugio. Somos hijos del Rey en tiempos de oscuridad, necesidad, injusticia y guerras. Estamos para combatir todas esas cosas. Un día habitaremos en mansiones. Hoy habitamos en la fortaleza.

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