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Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”.

Por: David Agustín Pérez Vera

Todo aquel que ha nacido de nuevo en Cristo Jesús, es una nueva creación, por cuanto todas las cosas son hechas nuevas, incluyendo una regeneración integral, aflorando que en Cristo Jesús ahora tenemos un espíritu humilde. Amados hermanos y amigos, estas son muy buenas noticias, por cuanto el Eterno habita en los corazones humildes y arrepentidos, lo cual, nos enseña, que nunca debemos actuar con orgullo, porque esto nos impide acudir a Dios en nuestros momentos de mayor necesidad. Nuestro Padre Celestial, está siempre dispuesto a socorrernos, fortalecernos, ayudarnos y restaurarnos sin importar cuán grande sea la situación en la que estemos inmersos. ¡¡¡Gloria a Dios!!! 

Ante lo mencionado, hoy el Eterno nos manifiesta, que un corazón humilde y arrepentido es santo en Cristo Jesús, y el Padre Eterno habita allí, entonces debemos procurar mantener una actitud centrada en el Eterno a lo largo del día a día, pidiéndole, rogándole, clamando continuamente que gobierne cada detalle de nuestra vida. Esto significa, que la convicción y la condición de nuestro corazón son muy importantes en la oración, el espíritu de oración que honra a Dios, es un espíritu humilde. 

Nuestro Padre Celestial anhela tener una relación estrecha por medio de Su Hijo Jesucristo con sus hijos. Recordemos, que el tiempo dedicado a la comunicación con Dios es la mejor manera de crecer en intimidad con Él, especialmente en estos tiempos, cuando vemos que crecen y se multiplican aquellos que son guiados por espíritus inmundos de maldad, que buscan dañar y destruir a los que no están bajo la protección divina, porque este mundo está bajo el maligno. Sin embargo, lo más maravilloso para todo cristiano son las promesas que el Eterno nos da por medio de Su Hijo y en tal sentido creamos firmemente, que el maligno no nos toca. 1 Juan 5:18 “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”. 

Por tanto, cada hijo de Dios debe invertir su vida en conocer cada día más y más al Eterno y Soberano Dios, a fin de ser fortalecidos en el poder de Su Nombre, y así caracterizarnos por no practicar el pecado, porque solo así Jesucristo nos mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarnos.

Juntos pidamos al Señor en este día, que nuestras vidas sean esas moradas donde Él habite gobernando nuestros corazones, vivificándolos para que estén cerrados continuamente delante de nosotros las puertas de la tentación y del pecado, y así, ser llenos de Su paz, Shalom.

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