Isaías 57:18 “He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados”.
Por: Ps. David Agustín Pérez Vera
Hoy tenemos a través del libro de Isaías una declaración maravillosa. Para empoderarnos de esta hermosa promesa, primero es necesario comprender que los caminos de Israel antigua y su contraparte reciente, aunque perversos, son conocidos para el Eterno. Sin duda alguna, Él también ve su bondad interna. “Los que con él lloran” significa los justos que vieron la iniquidad de Israel y lloraron; el Señor los confortará y sanará. A aquellos que abandonen la maldad de sus caminos, Él los sanará y salvará. Él es un Dios compasivo con los justos. Esta maravillosa verdad debe de desafiarnos a buscar al Eterno con un corazón contrito y humillado creyendo firmemente que recibiremos Su grande bondad.
Ahora, el Eterno no deja nada en el aíre y por eso vemos que Él explicó en el contexto, el por qué, Él castiga al impío. En ese sentido, podemos observar que los impíos son codiciosos, y ellos continúan rebelándose contra Dios. Estamos seguros que Dios es Santo, Santo, Santo y que un día pondrá fin a esta rebelión.
Por ello el Eterno tendrá que castigar a aquellos que tienen un corazón rebelde y orgulloso, pero a sus hijos nos sanara, nos guiará y nos consolará. ¡¡¡Gloria a Dios!!! Qué bueno es nuestro Padre Celestial, que nunca nos deja en el desamparo, por eso envió a Su Hijo para redimirnos, rescatarnos, enderezar nuestros caminos, guiarnos y consolarnos, a través del Espíritu Santo, especialmente en estos días donde la delincuencia, la violencia, la corrupción y el desenfreno de la sociedad generalizada en todo el mundo, es el camino de muchos. Todos en este día llegamos a una conclusión común, necesitamos el abrazo, fortaleza, ánimo y sobre todo el consuelo del Eterno para no desmayar y seguir perseverando en este caminar Cristo céntrico.
Acompáñame en este clamor y digamos juntos; Señor, sana, guía y consuela a todos los que hoy somos ministrados por el Espíritu Santo con este Pan del Cielo, asimismo, pedimos consuelo para aquellos que han sufrido pérdidas y están llenos de dolor por la violencia y la maldad no sólo en este país sino en el mundo entero, en el nombre y la autoridad de nuestro Señor de Jesús, Shalom.