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Job 2:9-10: “Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete.”

Escrito Por: Jackson Villalobos Duarte

La historia de Job tiene un testimonio impactante que nos deja una hermosa enseñanza, la biblia presenta a Job como un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, próspero, lleno de bienestar físico y material, donde un día todo le fue quitado, empleados, animales, e hijos, habiendo sucedido esto, como todo ser humano Job debió haber estado inmerso en el dolor, pero aun así según Job 1: 21, él dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. 

En el siguiente versículo la palabra menciona que en todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno. Después de ese acontecimiento su salud fue tocada, quedando cubierto de una sarna maligna, ante esta gran calamidad su esposa le pregunta y le dice: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete pero él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. 

Cuan impactante es esta respuesta, a pesar de todo el dolor emocional y físico que Job pudo haber sentido, no renegó, no le reclamó ni maldijo a Dios, más bien con gran humildad y sumisión aceptó todo lo que le ocurrió, y Dios luego lo restauró, lo exaltó en gran manera y su bendición fue aún mayor. Esto nos enseña que, a pesar de los problemas, dificultades, aflicciones que podamos tener en esta vida, debemos al igual que Job mantener nuestra integridad delante del Señor, manteniéndonos fieles, poniendo nuestra mirada en Él, confiando en lo que dice la palabra en Romanos 8:28 “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”. No debemos apartarnos de los caminos de Dios, renegar o blasfemar, debemos más bien refugiarnos en Él, cada vez más y más, en los tiempos buenos y malos.

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