Josué 24:15 “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Por: Marianella Layana de Jácome.
¿Cuántas decisiones debemos tomar día a día? ¿Cuántas de ellas son acertadas, ¿Cuántas de ellas son equivocadas llevándonos al arrepentimiento?. Por su desobediencia, su infidelidad y su idolatría, Israel vagó 40 años en el desierto, todos los implicados en la rebelión contra Dios murieron, pero finalmente la nueva generación estaba en el umbral de su nueva tierra, de su nuevo hogar.
Cuando entraron, Josué, su líder, fue muy claro y los exhorta a dejar todo lo malo, toda idolatría y a rendir sus vidas a Jehová, y los pone incluso a decidir a quién servirían de ahora en adelante, y Josué fue muy firme con su decisión y declara a todo el pueblo que tanto ÉL como su casa servirán a Jehová. Esa fue una decisión maravillosa, la mejor que pudo tomar Josué, la mejor decisión que pudimos tomar nosotros los Hijos de Dios cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador.
La mejor decisión cuando no se limita a quedarse solo en nosotros esa gracia de Dios, sino que buscamos compartirla con los demás sobre todo con los de nuestra casa, nuestra familia. Así lo hizo Josué, no se contentó con ser solo él servidor de Jehová, sino que, como líder de su casa, como cabeza de la familia, eligió́ lo mejor y decidió́ dirigir a su familia por ese mismo camino de tener una vida entregada por completo a Dios.
Cada día al despertar, tenemos un sin número de situaciones que nos exigen tomar decisiones, en nuestras fuerzas, en nuestra prudencia seguramente decidiremos mal, pero cuando entregamos a Dios nuestro día a día y pedimos ayuda al Espíritu Santo es cuando obtendremos ese poder, fortaleza y sabiduría para decidir seguir a Dios todos los días de nuestra vida.
Perseveremos fielmente en nuestra decisión de seguir a Cristo, para así poder alcanzar esa promesa de una tierra nueva y deleitarnos con la hermosura de nuestro creador.