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Juan 15:5  “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.

Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio

La vid, es un arbusto trepador de ramas abundantes, sus hojas acorazonadas por las bases y sus bordes dentados, su flor es de color verde amarillento y su fruto (uva) están agrupados en racimas.

Cuando  Jesús hace referencia que El, es el árbol y nosotros las ramas, utiliza la vid,  para hacernos entender lo importante que es para el creyente estar en completa dependencia de Él, y nos hace  entender que todo aquel que nació de nuevo viene a ser esa rama dependiente de un árbol bien cimentado.

Cuando olvidamos que  nuestra dependencia de Dios hace de nosotros personas productivas en todo ámbito e intentamos resolver los problemas a nuestro modo, sucede que nada se soluciona, es donde nos ponemos a recordar que nuestras bendiciones no vienen por nuestro esfuerzo o por el gran empeño que le ponga a las cosas, sino porque estoy unida a la vid, hay un grupo de personas que dicen basta de dejarse guiar por el sentir de su corazón, para hacer lo correcto, su  palabra dice  engañoso  es el corazón (Jeremías 17:9).

Dios por amor empieza a cortar ciertas cosas en tu vida, porque está quitando todo lo que te hace daño y empieza a podar tu vida al igual que se hace en el cultivo de la vid. Podar, es decir hacer una limpieza arrancando las hojas secas, para mejorar su rendimiento y obtener una mejor calidad de fruto, recuerde que  cada fruto contiene semilla, semilla que tiene el propósito de reproducir.  Sea ese pámpano limpio y productivo.

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