Juan 16:13 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
Por: Ericka Herrera de Avendaño
En su despedida, Jesús aseguró a sus discípulos que no los dejaría solos ni desamparados. Les prometió la llegada del Espíritu Santo, quien sería su guía en todas las cosas. Esta promesa no fue solo para ellos, sino para cada creyente que abraza la misión de hacer discípulos y expandir el reino de Dios.
El Espíritu Santo es descrito como el “Espíritu de verdad”, que nos conduce a toda la verdad. Esto significa que no estamos sujetos a la confusión del mundo ni a la limitación de nuestra propia sabiduría. El Espíritu revela la voluntad de Dios, ilumina las Escrituras y nos equipa para enfrentar los retos de la vida y de la misión encomendada.
En nuestra labor de llevar el evangelio, enfrentamos situaciones que pueden parecer insuperables: conversaciones con personas que no están dispuestas a escuchar, decisiones que requieren discernimiento, o incluso oposiciones espirituales. Sin embargo, el Espíritu Santo nos asegura que no caminamos solos. Él habla lo que oye del Padre y nos muestra el camino que debemos seguir. Además, nos prepara para lo que está por venir. Esto no implica que seremos fortalecidos y equipados para enfrentar cualquier circunstancia. Su guía nos da confianza y esperanza.
Hoy, decide caminar bajo la guía del Espíritu Santo. Antes de tomar una decisión, toma un momento para orar y pedir su dirección. Permite que sus verdades iluminen tus pensamientos y decisiones. Pregúntate: ¿Estoy siendo obediente a la dirección del Espíritu Santo?.
Señor Jesús, gracias porque no me dejas caminar solo. Ayúdame a depender de ti en cada decisión y a seguir tus instrucciones con fe y valentía. Llena mi vida de tu sabiduría y úsame para glorificar a Dios en todo lo que haga, en tu nombre lo pido, Amén.