Juan 17:11 “Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. 

Por: Nelly Jácome de Pérez

Jesús ora por sus discípulos, puesto que el mismo se encontraba muy feliz y agradecido de haber compartido su vida y sus palabras con estos; resultando que, sus discípulos no solo habían escuchado y aceptado sus palabras, sino que también, le eran fieles y se mantenían firmes en cuanto a su fe.

Jesús pide al padre e interceda por ellos, que les brinde protección y los mantenga unidos. El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, mantuvo un ministerio de 3 años, tiempo durante el cual aprendió a conocer y amar a sus discípulos. El tiempo se estaba cumpliendo para que regrese al Padre y ora por ellos. El mundo y sus deseos, usado por el enemigo de nuestras almas, es un sistema que ofrece, que atrae, que conquista para que todo discípulo de Jesús, sea distraído y sucumba a poder llegar cada día a la meta, de poder vivir en la voluntad de Dios.

Por tanto, se hace urgente pedir al Padre Celestial los guarde de un mundo perverso. Jesús no estará en la tierra, físicamente, pero les promete a sus discípulos que no los dejará desamparados. En Juan 14:15-18, les dice que enviará a un Consolador al Espíritu Santo y que jamás estarán solos, morando en cada corazón del que lo recibe y se constituye en un hijo de Dios.

Pero no solo se preocupa por sus vidas en este mundo, sino que pide que sean uno, como un ejemplo dado por el Padre y Jesús, en una unidad perfecta. Oremos por nuestra familia, por nuestra iglesia local, por los que Dios ha puesto a cuidado personal o espiritual, siendo ejemplos en todo. Anhelando la unidad en Cristo Jesús, desechando toda obra de la carne, que intente restar y no sumar, dividir y no multiplicar, en el Cuerpo de Cristo, Maranatha ¡Cristo viene pronto!.