Juan 17:11 “Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
La unidad en la iglesia de Cristo se consigue y se mantiene cuando la membresía conoce la voluntad de Dios, y no hay otra forma de conocer su voluntad divina, sino es a través de la lectura diaria de su bendita Palabra, su guía es necesaria para caminar por la senda que Dios desea para su Iglesia.
Cada integrante del cuerpo de Cristo debe ser ayuda para su hermano, somos un cuerpo, por lo tanto, como integrantes del mismo debemos velar por el desarrollo de todo el cuerpo eclesial, fomentando el compañerismo, la unidad, el amor, la solidaridad, la cooperación, la comunicación, a fin de tener iglesias fuertes.
Pablo nos revela sobre la importancia de la unidad en Efesios 4:1-3 “Yo preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados con toda humildad y mansedumbre soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solicito en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Una relación personal con Dios, cuenta para fortalecer la unidad con el Señor. Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las cosas os serán añadidas”.
Otro tema importante para mantener en la Iglesia la unidad de Espíritu, es al amor entre los hermanos. Pablo nos llama a ser diligentes y cuidadosos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, fundamentados en el amor de Cristo y su ejemplo de entrega a los demás.
Esto será posible, con el aporte de cada hermano que ha decidido aceptar a Jesús, como su Salvador y Señor de sus vidas, y que tiene la disposición de crecer en gracia para con Dios y los hombres, a través de su Palabra como norma de fe y práctica, como hijos de Dios separados para llevar una vida santa, consagrada para Dios en el marco de la pureza, manifiesta dentro y fuera de la iglesia, a fin de mantenerse perseverante en su llamado.