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Juan 6: 38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad. Sino la voluntad del que me envió”.

Por: Walter Encalada Pazmiño 

El Hijo de Dios descendió del cielo con un solo propósito, cumplir la voluntad de su Padre, el ejemplo de su hijo para nosotros es que cumplamos su voluntad: “Porque todo aquel que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mateo 12:50).

Como verdaderos hijos de Dios, estamos llamados a hacer su voluntad. La Palabra de Dios dice: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mateo 7:21). Por tanto,  el que oye la palabra del Padre, será como un hombre prudente construyendo su casa en roca firme, y así, si viene una tormenta se mantendrá de pie. 

Cuando en oración pedimos que se haga la voluntad del Padre, estamos aceptando en obediencia seguir sus mandatos, viviendo una vida perfecta agradable a Él. Uno de los mandatos que Dios nos ha llamado a realizar, como sus discípulos es: “id y haced discípulos (Mateo 28:19)”, cuando lo cumplimos estamos haciendo su perfecta voluntad. 

Dios nos pide hacer su voluntad, no obstante, Él está esperando pacientemente nuestra decisión, Dios siempre espera que usted voluntariamente tome la decisión en seguirlo.

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