Lucas 1:35 “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.
Por: Ps. David Pérez Vera
En esta porción de las Sagradas Escrituras, encontramos la concepción del Hijo de Dios, Jesús, y nos recuerda una de las promesas mencionadas en el Salmos 91, cuando dice: “El que habita al abrigo del Altísimo. Morará bajo la sombra del Omnipotente”.
María la bienaventurada fue cubierta por la sombra del Altísimo, por cuanto ella iba a ser instrumento para el propósito magnánimo de Dios para la humanidad. Por cuanto ella se convertiría en la madre de Jesús en esta tierra.
María, ante tal evento en su vida y frente a las circunstancias que envolvían a la sociedad de su época, depositó su confianza en el Eterno, complementando estas palabras del mismo salmo “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré”.
Esta acción que tuvo esta mujer bienaventurada, debería ser hoy para nosotros un digno ejemplo, que cuando Dios nos habla y dispone algo para nuestras vidas, debemos de confiar en que Él nos cubrirá al mirar que su Santo Hijo mora ya en nuestros corazones, es decir, en el interior de nuestras almas. En consecuencia, toda acción de obediencia en nuestra vida debe evidenciar siempre que nuestra confianza está en el Todopoderoso que nos cubre. Por esto, mis apreciados hermanos y amigos, este es el tiempo, en que debes ya experimentar la cobertura de Dios en tu vida. Esto será posible, sólo, si Cristo Jesús está ya en tu corazón como tu Señor y Salvador. Compartamos en esta Navidad a Jesucristo, Shalom.