Lucas 19:8 “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.
Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio.
Zaqueo era un alto funcionario del gobierno, él era jefe de los recaudadores de impuestos, un reconocido, administrador de las finanzas públicas, quizá no muy querido por los habitantes de aquel entonces, ya que cobraba los impuestos de forma exagerada, no para utilizarlo en bien común sino más bien para acumular riqueza, pero a pesar de ser un hombre rico, tenía un vacío en su corazón, tenía la necesidad de salvación, y por eso fue a buscar a Jesús.
El mundo se basa solo en valorar a las personas por cómo lucen por fuera, más no se fija en su interior, sin embargo Dios siempre mira el interior del corazón, (1 Samuel 16:7) no mira lo exterior, Jesús llamó a Zaqueo porque vio su corazón, aunque el pueblo no lo miraba con buenos ojos. Jesús sabía que Zaqueo estaba dispuesto a aceptarlo en su casa y en su corazón. ¿Cómo cambia la visión de Zaqueo? Mostró que su encuentro con Jesús fue real a través de la justicia y la generosidad, hubo un cambio radical en la vida de este hombre, Zaqueo como nueva persona nacida en el Espíritu quiere resarcir el daño y comienza a dar buen testimonio
Y dijo con firmeza: Mira, Señor: en este momento daré la mitad de mis propiedades a los más necesitados, si por algún motivo he perjudicado a alguien, le daré multiplicado mi dinero cuatro veces. Después de aceptar la redención, el corazón de Zaqueo mostró mucha bondad y así fue más tolerante y benevolente con los demás.
Hagamos, como Zaqueo, un cambio profundo en nuestro corazón y no detenga su mano al momento de ofrendar, sea ese testimonio de fidelidad a Dios.