Marcos 4:20 “Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”.
Escrito Por: Welinton Flores Flores
El capítulo completo habla de un agricultor que planta semillas en cuatro tipos de terreno: el camino, la roca, el suelo espinoso y la buena tierra. El terreno simboliza al ser humano, y las semillas representan la Palabra de Dios. Aquellos que reciben la Palabra en un corazón que arda por alimentarse de Dios son los que oyen la Palabra, la reciben, y dan buen fruto.
La buena tierra habla de un corazón fértil, bien alimentado, un lugar fresco y nutrido para que caiga perfectamente una buena semilla. Quienes tienen este tipo de corazón, son los que dan fruto, es decir, viven una vida cristiana agradando a su Señor y dando buen fruto.
“Producir fruto” es una frase que se usa para referirse a las acciones externas que son el resultado de la condición interna del corazón en comunión y obediencia a Dios. En Gálatas 5:16-24 compara las obras de la carne con el fruto del Espíritu Santo. Conforme a nuestra naturaleza humana, producimos cosas que van en contra de lo que debemos manifestar como es el fruto del Espíritu Santo “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Como cristianos, debemos producir frutos de arrepentimiento.
Nuestra acciones deben evidenciar que hemos sido transformados en Cristo Jesús, así como dice su palabra en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Padre Eterno, soy esa semilla fresca con vida que recibe el alimento que cae del cielo, soy quien crece con la bendición de mi Padre para dar buen fruto, Fruto con acciones que primeramente hablen de mi intimidad contigo y luego por amor a mi prójimo por medio del servicio, en nombre de Jesús, Amen.