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Mateo 10:16 “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”.

Por: Dayse Villegas Zambrano

¿Es usted un discípulo prudente y sencillo? Jesús quiere discípulos prudentes, comparables con serpientes, criaturas que por lo general tienen mala fama. Y discípulos sencillos, como palomas, que son un símbolo de paz, aunque hay aves de aspecto más noble, como las águilas. ¿Por qué Jesús eligió esos ejemplos?.

Las serpientes obtienen información de su entorno para saber si es momento de avanzar o de retirarse. No se lanzan a menos que estén seguras de adónde van. Tienen mala vista, pero sus ojos se agudizan cuando se sienten amenazadas. Jesús usa la imagen de la prudencia en Mateo 25, en la parábola de las 10 vírgenes. Cinco de ellas eran prudentes, y cinco insensatas. Las prudentes van provistas de aceite para sus lámparas. Y cuando las insensatas les piden aceite, las mandan a comprar.

¿Por qué alaba Jesús este acto de auto preservación? Porque el aceite representa la dotación espiritual que Dios da a cada uno; no es algo que podemos repartir, viene de nuestra relación con Dios. Como dicen muchos servicios y bienes hoy: es personal e intransferible. Jesús quiere discípulos bien dotados espiritualmente y lo bastante prudentes como para cuidar de sí mismos: bien informados, capaces de tomar buenas decisiones, de detectar el peligro, de cuidarse, de estar preparados para la venida del Señor, sabiendo que solo él puede llenar espiritualmente a cada creyente.

Luego están las palomas, sociables, gregarias, capaces de vivir cerca de las personas y de otras especies sin perturbarse. Acostumbradas a hacer su hogar en cualquier rincón, árbol o techo. Que no tienen un grito característico ni una fuerte voz, sino un suave arrullo. Jesús también quiere discípulos así. Capaces de vivir entre los demás pacífica y sencillamente, contentos en cualquier circunstancia, no exigiendo ni arrebatando, apacibles. 

Él rescató lo mejor de esas dos criaturas para describir la clase de discípulos que desea que seamos, porque es la manera en que nos mantendremos en este mundo de una manera digna, incluso si somos enviados como ovejas en medio de lobos. Prudentes para cuidarnos de los depredadores, sencillos para no adoptar las maneras de ellos. Un impresionante equilibrio. Que este año nos sea concedido aprenderlo.  

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