Mateo 1:23 “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”.
Por: David Agustín Pérez Vera
La promesa más trascendental que el Eterno le hizo a la humanidad, se cumplió con el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Estaba escrito hace 8 siglos, que Jesús iba a ser llamado Emanuel “Dios con nosotros”, como lo predijo Isaías el profeta (Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”).
Jesús era Dios encarnado, en otras palabras, Dios entre nosotros. Ahora está noticia no queda ahí, por cuanto, por medio del Espíritu Santo, Jesús el Cristo, está presente en la vida de cada hijo de Dios.
Nos atreveríamos a decir, que quizá ni Isaías comprendió el significado de Emanuel en toda su magnitud. Para esta época, la humanidad necesita tener presente que esta fecha tan celebrada, en casi todo el mundo, Jesús nació para cumplir el propósito del Padre Celestial, otorgarnos vida eterna y vida en abundancia. Esta noticia inspira consuelo, a los pecadores agobiados de aflicciones.
Es pertinente tener en cuenta, que el Rey de reyes y Señor de señores, pudo haber tomado legítimamente, algún nombre más pomposo. Más Él no obra así. Sólo los gobernadores de este mundo, se han venerado así mismos, otorgándose nombres que realcen sus grandes conquistas y hazañas, sintiéndose superiores que los demás. El Hijo de Dios se nombró el “Salvador del mundo”. Las almas que desean “salvación” pueden acercarse en este día al Padre con denuedo y confianza en virtud de la propiciación de Cristo, con un corazón arrepentido, contrito y humillado, reconociendo que sólo en Jesús encontrará el único camino al Padre Eterno, Jehová de los Ejércitos, Shalom.