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Mateo 16:6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.

Por: Dayse Villegas Zambrano

Finalizamos el primer mes de devocionales con esta insistencia: Roguemos al Señor que nos siga dando oportunidades de estar a su lado, de aprender y de servir. Este pasaje (La levadura de los fariseos) nos muestra a Jesús como un maestro que tras un año de estudios toma una prueba y se siente frustrado al ver que la clase no recuerda la enseñanza. 

Él les habla de lo espiritual y ellos piensan en comida. Les ha estado enseñando sobre el peligro del amor a las tradiciones por encima del amor a Dios y al prójimo, pero la mente de ellos aún está en la próxima comida. Les ha enseñado a esperar grandes milagros por fe, pero ellos aún se preocupan de que van a pasar hambre. Es la tercera vez en Mateo que él los llama “de poca fe”. 

Jesús no nos desecha porque nuestra fe sea pequeña. ¿Pero no sería bueno recibir el elogio de la mujer sirofenicia o del centurión romano? “Grande es tu fe”. Es hora de que nuestra fe dé el salto y pase la prueba. De que nuestro entendimiento deje de interpretar las palabras de Jesús literalmente y materialmente y pueda entender su significado espiritual. 

Jesús les recita el pénsum del año (la alimentación de los cinco mil, la alimentación de los cuatro mil), y les aclara que lo que él quería que aprendieran no era a multiplicar comida, sino a amar al Señor y a las personas antes que cualquier otra cosa en este mundo, incluso que las muy respetables tradiciones de su pueblo, y de toda enseñanza que pudiera tomar el lugar de las palabras de Jesús. 

Es nuestro tiempo de discipular. Que podamos transmitir la enseñanza correcta a todos los que tengamos cerca.

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