Mateo 24:45-47“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
Por: Marianella Layana de Jácome
En el contexto de este capítulo nuestro Señor Jesucristo enseña acerca de su segunda venida, enseña sobre el fin de este mundo, advierte de los falsos profetas y todas las señales que anunciarán su regreso. Nuevamente Jesucristo nos habla de cuán importante es estar preparados para su regreso.
En el ámbito laboral cuando un jefe se ausenta dudo mucho que estemos pendientes de su regreso para aprovechar el rato libre y dedicarnos a hacer cosas que no nos corresponden como por ejemplo ver una película, una novela o pasar horas de horas entretenidos en el celular. Como adultos responsables y comprometidos esta no es una conducta aceptable.
Lo mismo ocurre en lo espiritual, como hijos verdaderos de Dios no podemos aprovechar que aún no regresa nuestro Señor Jesucristo para dedicarnos a hacer cosas que no nos corresponde como hijos de Dios. ¿Qué estamos haciendo con nuestro tiempo, cuando estamos libres de actividades seculares a qué nos dedicamos, a qué le entregamos nuestras fuerzas?
Las señales son claras, estamos viviendo principios de dolores, lo que anuncia que muy pronto regresará nuestro Señor por su Iglesia. A diferencia de nuestros jefes terrenales, a los que podemos ver desde una ventana o una puerta cuando están regresando, con Jesucristo no sucederá así, porque dice su Palabra que Él regresará como un ladrón en la noche o sea cuando nadie lo espera, cuando menos uno se lo imagina (1 Tesalonicenses 5:2-22).
Cuando somos responsables y trabajadores en todo, si somos diligentes y sabios con lo que se nos ha confiado, seremos bendecidos con aún más oportunidades para crecer y ser utilizados por Dios. Mientras estemos vivos tenemos esperanza, debemos perseverar fielmente a lo que hemos sido llamados a hacer, aprovechemos bien el tiempo para invertir en lo verdadero, lo que tiene que ver con el Reino de Dios.