Mateo 4:4 “Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Cuando Jesús fue llevado por el Espíritu de Dios al desierto, la primera tentación del diablo fue poner en duda su identidad divina. “Si eres Hijo de Dios”. La identidad es una de nuestras mayores vulnerabilidades. Si usted ve, entre los primeros derechos de los niños está la identidad, es decir, un nombre y una nacionalidad. Es un punto sensible e importante para la formación de la persona.
Esto es porque somos imagen de Dios. Una de las más grandes revelaciones en el Antiguo Testamento es cuando Dios le dice a Moisés (en el desierto) YO SOY (Éxodo 3:14). Y en el Nuevo Testamento hacen eco las palabras de Jesús: YO SOY (Juan 18:4-6).
La identidad es importante para Dios y para el hombre. Por eso el diablo atacó por allí, porque debió estar convencido de que era su mejor carta de entrada. La envolvió en un desafío engañoso. Si eres, entonces deberías poder resolver tu problema. No deberías estar pasando necesidad.
¡Muchos caemos en este error! “Si soy hijo o hija de Dios, entonces debo tener todo lo que necesito, no quedar mal, verme bien, ser respetado, ser reconocido”. Pues bien, Jesús estaba allí en el desierto con hambre, y él no puso sus necesidades primero. Y porque Él no puso sus necesidades primero, Dios le dio prioridad a Él cuando hubo superado la tentación (Santiago 1:12). “He aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4:11). Esta es la identidad. Yo soy hijo o hija de Dios porque creo en Dios.
Uno no demuestra su relación con Dios a través de manifestaciones de poder sobrenatural, ni a través de las muchas palabras. Si usted ve, las palabras de Jesús en el desierto fueron pocas y siempre citando las Escrituras. Demostramos quienes somos cuando en el momento de la prueba, seguimos siendo fieles a Dios. Los momentos difíciles los tenemos asegurados de por vida. ¿Y nuestra respuesta, cómo será? Modelemos la actitud de nuestro corazón según el ejemplo de Jesús.