Mateo 7: 17: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos”.
Escrito por: Dayami González López
Una de las consecuencias que experimenta un árbol frutal cuando ha crecido y desarrollado es que da fruto. Es imposible que una vez que haya alcanzado el tiempo de dar su fruto, esto no acontezca, a menos que el árbol sufra una esterilidad.
En Agronomía se conoce que la causa más frecuente de esterilidad obedece a causas meteorológicas o manejo de los cultivos. Pero si el árbol da fruto, este siempre estará en relación con el árbol. Una naranja solo puede provenir de un naranjo. No puede provenir de un manzano.
Este mismo evento acontece en la vida espiritual de las personas. Es fácil reconocer a quién pertenece alguien, mirando su fruto. La Biblia describe en Gálatas 5:22-23, cuál fruto es el que pertenece a quienes son de Cristo. De forma tal, que quienes los practica dejan ver de quiénes son. Igualmente, si el árbol ha sido regado, fertilizado, podado en su tiempo su fruto será bueno.
Cuando nos llamamos cristianos es sencillo, mirando nuestras obras saber si nos hemos alimentado de oración, lectura de la palabra, reunión con los santos, pues nuestra manera de obrar, incluso de hablar, reflejará con qué nos hemos nutrido.
Así mismo puede haber esterilidad en nuestra vida espiritual por mal manejo del tiempo que dedicamos a nutrirnos, o porque estamos alimentándonos de cosas que en verdad no nos nutren. Reflejemos frutos dignos del árbol bueno a quien pertenecemos.