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Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

Por: Nelly Jácome de Pérez 

Jesucristo está afirmando que las creencias y acciones de los que se dicen ser cristianos tienen ramificaciones. Una conducta religiosa superficial en lugar de una verdadera relación con Él, trae consecuencias. Cristo no quería una demostración superficial de la religión de los fariseos. Quería discípulos humildes que realmente lo amaran. 

Jesucristo conocía muy bien a los hombres. Sabía que era muy fácil usar palabras religiosas y no vivir conforme a ellas. Identificó este problema como una de las características básicas de los fariseos, Mateo 23:2-3 dice: “ En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”. En otras palabras, los fariseos hablaban muy bien, pero no cumplían su palabra.  Usaban palabras religiosas para sacar ventaja, pero, en lo personal, no las cumplían. 

Probablemente habrá personas que profesan fe en Cristo y son muy persuasivas con la jerga cristiana, pero cuando se observa su vida, sus palabras no concuerdan con la realidad. Una persona puede parecer muy espiritual, pero cuando llegas a conocerla te das cuenta de que sabe muy poco de Él (Tito1:16). 

Padre Celestial, te damos gracias por el plan desplegado en el Sermón del Monte. Ruego que hoy quebrantes nuestros corazones mostrándonos cuánto nos amas y cómo quieres que triunfemos. Que, en fe, cada uno de nosotros se acerque a ti a escuchar tu voz y a obedecerte. Señor, te pido que esta verdad penetre en nuestro interior para que podamos seguirte de todo corazón. Te ruego que produzcas el fruto de tu Espíritu Santo y el fruto de la justicia en cada una de nuestras vidas, para que podamos conocerte y ¡Conocer el poder de tu resurrección!  Ayúdanos a crecer y profundizar nuestra relación contigo a medida que edificamos sobre ese firme fundamento, en el nombre de Jesús, Amén. 

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