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Mateo 7:3 “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”.

Por: Marianella Layana de Jácome

Marcos era un joven muy activo, servicial y apreciado en su iglesia, pero también tenía un problema: no podía evitar criticar a los de la alabanza, a las visitas, incluso al Pastor por sus temas de predicación. El Pastor notó esta actitud. En lugar de llamarle la atención directamente, le pidió ayuda para preparar un ejercicio durante el servicio del próximo domingo.

El pastor colocó una gran sábana blanca colgada frente a la congregación. En el centro de la tela, había una pequeña mancha negra, ¿Qué ven aquí?”, preguntó. Todos respondieron al unísono: ¡Una mancha!”. El pastor sonrió y dijo: ¿Nadie vio la sábana blanca? ¿Por qué nuestros ojos se fueron directamente a la mancha?

Después del servicio, el pastor se acercó y le dijo suavemente:”A veces, los cristianos somos así. Vemos la mancha en la vida del otro y olvidamos toda la blancura. Dios nos llama a ver con misericordia, no con lupa”. La crítica suele ser nuestra primera reacción, incluso cuando no es nuestra responsabilidad. Como cristianos, hemos sido llamados a ser luz para resplandecer en medio de la oscuridad, de la crueldad, pero muchas veces usamos esa luz para resaltar o iluminar los errores de los demás, en vez de guiar con compasión y misericordia.

La crítica destructiva se oculta bajo una falsa sinceridad, o incluso en una “corrección fraterna en amor”. Pero el verdadero amor no se complace en señalar las faltas, sino en ayudar a restaurar al caído con humildad.

Dios nos ve con ojos de amor y misericordia y si realmente queremos parecernos a Cristo, debemos aprender a mirar como Él mira: no levantando juicio sino con amor y compasión, asì glorificaremos a nuestro Padre que està en los cielos.

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