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Mateo 8:27 “Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?”. 

Por: Dayse Villegas Zambrano

¿Es usted un discípulo que vive maravillado de su maestro? Es bueno que en el camino estemos continuamente expuestos a las manifestaciones de poder del Señor Jesús, quien está a la diestra del Padre en los cielos, pero también camina entre nosotros, obrando. “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. (Mateo 18:20). “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. (Juan 5:17).

Así como es necesario que estemos conscientes de nuestras limitaciones en la tierra, como Jesús estuvo consciente de las suyas, debemos estar convencidos del poder que hay en la identidad de él. Es un hombre, pero no un hombre cualquiera. Es el Todopoderoso. Los vientos y el mar le obedecen. Su autoridad va más allá de nuestra esfera social, de nuestros asuntos económicos, familiares y de salud, de nuestro ámbito eclesiástico e incluso de la dimensión espiritual. 

Él es el rey del Universo. De las cosas grandes y ocultas que nosotros no conocemos, pero podemos llegar a ver (Jeremías 33:3). La sensación de asombro y maravilla al caminar al lado del Señor nos protege del miedo y de la angustia, del desconocimiento y la oscuridad, de hacernos ideas pesimistas sobre el presente y el futuro. Nos anima a permanecer cerca para conocerlo mejor, para ser testigos de todo aquello de lo cual él es capaz. ¿Queremos subirnos a la barca con él para verlo o nos asusta la tormenta?

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