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Mateo 9:2 “Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.”

Por: Marianella Layana de Jácome.

¿A quién no le gusta recibir un regalo? En lo personal me encanta recibirlos, por lo general si son chocolates, caramelos procuro compartirlos con mi familia, así mismo hay regalos que son de uso personal y que no se pueden compartir.

Cuando aceptamos a Cristo recibimos el mejor regalo de nuestra vida, la salvación por gracia, gracia que es un regalo inmerecido, regalo que debemos compartir.  ¿Pero qué hemos hecho con ese obsequio, lo hemos escondido, lo hemos guardado? ¿acaso hemos compartido este regalo con otros desde que nos convertimos en hijos de Dios?. ¿Cuántos amigos, vecinos, familiares tenemos en nuestro entorno que no conocen de Cristo? Los creyentes que perseveran en fidelidad comparten su fe, comparten las maravillas que Dios ha hecho en sus vidas.

Esta bella historia relatada en Mateo 9 es acerca de un hombre discapacitado que desde hace muchos años no podía caminar, sus amigos que habían escuchado de Jesús o que quizás presenciaron alguno de sus milagros corrieron a buscar a su amigo y se las ingeniaron para pasar a través de la muchedumbre, su desesperación y confianza fue tan extrema que no se irían de ahí sin que Jesús viera a su amigo paralítico, tanto así que no midieron el peligro y a través de un agujero  del techo bajaron al paralítico con su camilla.  ¿Qué habrá pensado nuestro Señor?, seguramente le debió conmover esta escena.

El versículo 2 dice: “Al ver Jesús la fe de ellos”. No se refiere a la fe del enfermo, sino que se refiere a la fe de sus amigos. Jesucristo se agradó de la fe de ellos y sabía que lo que ellos deseaban era que sane a su amigo paralítico, y así lo hizo.   Cuántos amigos espiritualmente enfermos, resentidos, discapacitados, llenos de miedo o vergüenza conocemos y que no se han podido acercar a Jesús por sus propios medios.  

Nuestro Padre que todo lo ve, espera que perseveremos fielmente en la expansión del mensaje de la salvación. Traigamos a los pies de Cristo a todos aquellos necesitados, mostremos amor y misericordia por aquellos que están perdidos, busquemos, animemos, invitemos a nuestros amigos y familiares, no desmayemos.   Dios va a honrar nuestra fe, seremos grandemente bendecidos de manera individual y también como Iglesia. Perseveremos fielmente en la gran comisión que Cristo nos encomendó. 

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