Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

Miqueas 6:8 “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera

En el marco bíblico e histórico observamos en este día, lo que el profeta Miqueas estaba haciendo y, es responder las preguntas de las personas que se encontraban como muchos en los actuales momentos, en una oscuridad espiritual y que no habían sido instruidas en la Palabra de Dios. 

Por lo general las personas que están perdidas espiritualmente, en un momento de sus vidas algunas de ellas, quieren saber cómo acercarse a Dios. En el caso del tiempo del profeta Miqueas, querían saber si debían presentarle ofrendas encendidas, si debían presentarle muchas ofrendas y si incluso debían ofrecerles a sus propios hijos como sacrificios humanos. Doloroso cuadro al ver que, en los tiempos actuales, seguimos viendo este tipo de cuadros de las personas que no siguen a Jesús sino a una religión o una tradición.

El profeta Miqueas respondió a todas y cada una de estas preguntas y, en resumen, podemos sostener enfáticamente que Dios no requería ninguna de estas cosas. Desde el punto de vista bíblico, la religión externa sin una experiencia interna, sin una realidad interior no tenía, en firme, ningún valor. La persona tenía que experimentar un nuevo nacimiento espiritual y recibir una nueva naturaleza. Las formalidades exteriores no tenían importancia. Si alguien desea saber qué es lo que realmente le agrada a Dios y lo que Él requiere de cada persona, el texto bíblico de nuestro devocional se lo esclarece.

Tomando cuidadosamente estas palabras, podemos comprobar que no podemos ser salvo por lo que nosotros consideramos como buenas obras, porque desde la naturaleza caída y no regenerada por Dios, no se pueden producir obras que Dios pueda aceptar. Por ello hay tres cosas que Dios requiere de cada uno de nosotros todos los días de nuestras vidas: actuar con justicia, amar la misericordia, humillarnos ante Él, con un corazón contrito y humillado.
Ahora las preguntas que nos desafía en este día, ¿cómo podemos hacer esto? ¿Podemos cumplir estos requisitos con nuestras propias fuerzas? ¿Pensamos que podemos hacerlo sin la ayuda de Dios? Si pensamos de esta manera, debo decirte con el respeto del caso que estas equivocado. Porque ni usted ni yo podemos llevar a la práctica ese elevado código moral sin el poder de Dios. Y esto tiene una razón muy simple. Y es que, cada uno de estos aspectos son el fruto del Espíritu Santo, Gálatas 5:22 y 23: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Estas tres acciones que el profeta Miqueas mencionó constituyen la obra y acción del Espíritu Santo en la vida de los hijos de Dios. Vivamos en una búsqueda constante de la plenitud del Espíritu Santo de Dios. Shalom, Cristo viene pronto.

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.