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Miqueas 7:7 “Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”.

Por: David Agustín Pérez Vera

En el Antiguo Testamento el profeta Miqueas, exhortó a arrepentirse al pueblo, tal era la desconfianza que reinaba en ese lugar, que se evidenciaba en el comportamiento de la sociedad de manera general. Lo interesante es, que hay mucha similitud en el comportamiento de la sociedad de esa época, con la sociedad de hoy. 

Lo mencionado se fundamenta, en que ante la ausencia de valores se daba lugar a abusos de todo tipo, muy parecido a nuestros días, pero el profeta Miqueas sabía que Dios le escucharía, que Dios iba a salvar a los fieles a Él. En tal contexto al mirar a nuestro alrededor en nuestro tiempo, debemos saber que, mientras exista el mal en este mundo, habrá conflicto y guerra entre aquello que es de la carne y aquello que es del Espíritu, entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal. 

Los tiempos actuales han llevado a que el corazón de muchos cristianos esté conmovido a causa del temor y sumidos en la preocupación. Pero no es, tan importante lo oscuro y tenebroso que nos parezca el día, ni cuán grandes sean las crisis o problemas que nos rodean, porque ninguna de estas situaciones debe molestar o perturbar a un hijo de Dios que se deposita totalmente en las manos del Eterno. 

Nuestra confianza y esperanza está en Dios, por cuanto Él tiene poder para cumplir sus promesas, con la convicción absoluta que Él traerá paz a nuestras vidas. Isaías 26:3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

En este contexto, el apóstol Pablo escribe a los filipenses sobre la importancia de la intimidad delante del Eterno por medio de Jesucristo, para vivir junto a nuestra familia en una verdadera paz, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Por tanto, debemos tener claro, que estos son los días principalmente en que los hijos de Dios debemos permanecer en constante comunión con Él, por eso hemos sido llamados a perseverar a la oración sin cesar y meditar en todo tiempo en su Palabra.

Pongamos nuestra mirada en el Eterno, porque Él es nuestra única esperanza, por eso busquémoslo en oración en todo tiempo y confiemos que tendremos la victoria en Cristo Jesús,  Shalom.

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