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Nehemías 9:17  “No quisieron obedecer ni recordar las grandes cosas que hiciste en favor suyo. Fueron tan testarudos que nombraron un jefe que los llevara de nuevo a su esclavitud en Egipto. Pero tú eres un Dios perdonador, un Dios tierno y compasivo, paciente y todo amor, y no los abandonaste”.

Por: Daniel Mora Jiménez. 

Esta porción de las escrituras nos muestra un claro ejemplo del resultado de la desobediencia a los mandamientos de Dios, por lo cual en el capítulo 9 de Nehemías se narran todas las obras que Dios había realizado por Israel desde la salida de Egipto, el pueblo vió la forma como los sacó de la esclavitud, luego vieron al mar abrirse para que pudieran pasar sin mojarse y luego vieron en el mismo mar como sus perseguidores fueron destruidos, vieron la columna de nuebe en el día y columna de fuego en la noche, fueron saciados con pan del cielo y calmaron su sed con agua que surgió de la roca, a pesar de todo esto y más, fueron altivos y se negaron a obedecer a Dios al punto de que estaban dispuestos en nombrar un nuevo lider para que los lleve de regreso a Egipto, por tanto el Señor castigo a Israel por medio de el asedio de los asirios y luego los babilonios provocando la deportación de gran parte de los israelitas.   

Este pueblo que por causa de su desobediencia se encontraba lejos de su tierra, sin poder disfrutar de las bendiciones que Dios había prometido a sus antepasados, por lo cual cansados de vivir el fruto de su rebelión el pueblo se unió en un compromiso de empezar a obedecer la ley de Dios y cambiar su conducta, redactaron su compromiso y cada miembro del pueblo firmó este pacto rindiendo sus vidas en obediencia a Dios. 

Hemos visto anteriormente que somo debiles e incapaces de poder obedecer a Dios por nuestros propios medios, pero un gran recurso como lo es la oración mediante la cual podemos clamar a Dios por su auxilio en nuestras debilidades, si hemos pecado y desobedecido sus mandatos, tomemos un tiempo para meditar en todo el bien que nuestro Dios ha hecho por nosotros a pesar de nuestra maldad y volvámonos a Dios, el cual es clemente y compasivo, tardo para la ira y grande en amor, es tiempo de arrepentimiento y de compromiso, digámosle a nuestro Dios ¡Hoy me comprometo a perseverar en la obediencia!.

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