Números 14:22 “ninguno de los que han visto mi gloria y los milagros que hice en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba una y otra vez en el desierto y no han querido obedecer mis órdenes”.
Por: Daniel Mora Jiménez.
“Ver para creer”, es una adagio popular que empleamos ante una incredulidad hacia lo que pueda hacer o no hacer una persona, esta idea la vemos en uno de los discípulos de Jesús, puesto cuando sus compañeros le dijeron que habían visto al Señor, él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25).
No obstante, la Palabra de Dios señala cuan dichosos son aquellos que sin haber visto han creído (Juan 20:29). ¿Es necesario que Dios haga una obra visible para que podamos obedecerle?, pues en el citado pasaje del libro de Números vemos a un pueblo de Israel que presenció el poder de Dios al sacarlos de la esclavitud de Egipto, y toda aquella necesidad que tuvieren en el desierto, Dios les proveía, a pesar de todo esto el pueblo de Israel fue desobediente ante Dios en varias ocasiones.
Esto pone en evidencia cuan perversa es nuestra naturaleza de pecado y cuan débil somos ante el, por cuanto, aunque Dios baje del cielo a pedirnos que le obedezcamos, no somos capaces por nosotros mismos de poder hacerlo, por ello roguemos a Dios para que ponga en nosotros el querer como el hacer, a fin de que se cumplamos su perfecta voluntad.