Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por tanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos”.
Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez
La falta de conocimiento personal de Dios estaba destruyendo al pueblo, pero no porque el conocimiento no fuera asequible. El pueblo estaba obstinadamente rechazando la verdad que Dios les había dado por medio de los profetas y de su Palabra escrita incluso hoy dentro de la iglesia, algunos están siendo destruidos por las costumbres pecaminosas del mundo porque no conocen a Dios ni su Palabra inspirada.
Las personas han sido y están siendo destruidas no sólo por falta de conocimiento, sino porque rechazan el conocimiento. Por lo tanto, lo que estaba sucediendo a Israel está pasando al mundo entero también hoy. Es necesario estudiar y educarse a sí mismos con la Palabra de Dios, ya que es una parte vital de nuestra actitud hacia Él y nuestra relación con Él.
En el mundo de hoy, la presión es hacia la exaltación del hombre, el yo y otra vez yo, en lugar de la glorificación del Creador. La historia de Israel en el Antiguo Testamento muestra claramente que Israel tenía la Palabra de Dios a su disposición, pero no accedieron a ella con el fin de buscar verdaderamente a Dios. Ellos la ignoran. Eso es lo que está sucediendo hoy.
La Biblia está disponible prácticamente en todas partes y en diferentes idiomas, pero está siendo ignorada. Hay zonas del mundo donde la Biblia, no está fácilmente disponible, pero en muchos países este no es el caso al igual que no fue el caso para Israel, entonces Dios hace a la humanidad sin excusa.
“La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas..” (Romanos 1:18-21).
Señor Jesús, concédeme la capacidad de poder buscar el conocimiento de tu Palabra, a través de su Santo Espíritu, ayúdame a desarrollarlo en mi interior para que fluya como ríos de agua viva. Tú Palabra es fiel y verdadera y es dulce a mí paladar, Amén.