Proverbios 3:5-6 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.
Por: Ericka Herrera de Avendaño
Para cumplir la Gran Comisión, es necesario rendir nuestra voluntad y permitir que Dios nos guíe. Muchas veces queremos hacer las cosas a nuestra manera, pero la obra del evangelio no se trata de nuestras estrategias humanas, sino de la dirección del Espíritu Santo.
Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar el evangelio, no les dejó solos. Les prometió que el Espíritu Santo estaría con ellos, guiándolos y capacitándolos (Mateo 28:19-20, Hechos 1:8). De la misma manera, si queremos ser efectivos en compartir el mensaje de salvación, debemos aprender a confiar en Dios y no en nuestras propias fuerzas.
Rendir nuestra voluntad significa soltar el control y dejar que Dios nos dirija. A veces, su llamado nos lleva por caminos que no esperamos, pero cuando nos dejamos guiar por Él, nuestros pasos son firmes y seguros. Él nos mostrará cuándo hablar, a quién evangelizar y cómo hacerlo de manera efectiva.
Cuando entregamos nuestra vida por completo a Dios, Él nos usa poderosamente para extender su reino. La clave está en confiar en su dirección, estar sensibles a su voz y obedecer con fe. ¿Estás dispuesto a dejar que Dios guíe cada paso en tu misión de hacer discípulos? Entrégale tus planes y permite que sea Él quien dirija tu vida.
Señor Jesús, hoy rindo mi voluntad ante ti. No quiero depender de mi propia sabiduría, sino confiar en tu dirección. Guíame en la tarea de llevar tu evangelio al mundo. Usa mi vida para cumplir la Gran Comisión, Amén.