Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Por: Ericka Herrera de Avendaño
La transformación personal es un proceso esencial para una iglesia que persevera anclada en la fe. Hoy Pablo nos exhorta a no conformarnos a este mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Esta transformación es fundamental tanto, para nuestro crecimiento espiritual individual, como para el fortalecimiento de la congregación de los santos.
El mundo a menudo nos presiona a conformarnos a sus valores y formas de pensar, que pueden estar en contradicción con los principios bíblicos dados por Dios. Como creyentes, estamos llamados a resistir esta presión y a vivir de manera contracultural, reflejando un estilo de vida Cristo céntrico en nuestras vidas. No conformarnos al mundo, implica una decisión consciente de vivir en obediencia a Dios y no dejarnos influenciar por las normas y expectativas de la sociedad secular.
La transformación comienza en nuestra mente. La renovación de nuestro entendimiento se logra a través del estudio de las Sagradas Escrituras, la oración y la comunión íntima con Dios. Una iglesia que persevera anclada en la fe está compuesta por individuos que están siendo transformados continuamente a la imagen de Cristo. Esta transformación personal fortalece la comunidad, ya que cada miembro aporta un testimonio de cambio y crecimiento espiritual. Cuando cada creyente se compromete a su propia transformación, la iglesia en su conjunto se convierte en un reflejo vibrante del amor y la santidad de Dios.
La transformación personal nos permite experimentar y demostrar la voluntad de Dios en nuestras vidas. Al vivir de acuerdo con sus principios, mostramos al mundo que los caminos de Dios son buenos, agradables y perfectos. Nuestro testimonio de vida transformada sirve como una poderosa evidencia del poder redentor y transformador del evangelio.
Amada iglesia, perseveremos anclados en la fe mediante la transformación continua de nuestras vidas. No nos conformemos al mundo, sino que busquemos la renovación de nuestro entendimiento a través de la Palabra de Dios. Que nuestra transformación personal fortalezca nuestra comunidad de fe y glorifique a Dios, mostrando al mundo la belleza de su voluntad.