Romanos 12:6-8 “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Aquí sí hay una lista, solo que difiere de las que a menudo hacemos en nuestra cabeza. A usted le ha sido dado gracia en forma del don que Dios ha querido darle. Una forma de perseverar en la gracia es explorar ese don, estudiando, entrenando y sirviendo.
Encontrar el propio don es una alegría enorme. Es un trabajo que no es carga, sino un gozo. Fluye y aunque estemos cansados, nos sentimos satisfechos. Vemos los resultados en nuestra vida y en la de otras personas.
Usted no tiene todos los dones, pero tal vez sí varios. Pida a Dios que le dé equilibrio para servir en cada cosa en su tiempo. La gracia no necesita ni exige que lo haga todo. Eso solo puede hacerlo Dios. La gracia le pide que atesore su don, puliendo con paciencia y constancia para refinarlo. Que disfrute de su regalo, porque hay recompensa en esta vida mientras usted sirve. Que lo comparta con otros, porque no tiene sentido enterrarlo.
Pablo no da una lista de tareas agobiantes. De manera muy ordenada dice que todos somos diferentes y cada cual tiene una especialidad y que haríamos bien en cultivarla.
¿Cómo está usted cuidado de su don? Sí hay tiempo para el perfeccionamiento. Pida a Dios que en este año le dé la oportunidad de prepararse más, servir en un equipo que lo ayude a crecer, estudiar y entrenar su carácter según la gracia que le ha sido dada.