Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
Para los cristianos ya no hay “Ninguna Condenación”. ¡Qué buena noticia hermanos!, si bien nos lamentamos junto con Pablo al considerar nuestra miseria, al considerar que somos inclinados al mal y que en ocasiones terminamos haciendo el mal que no queremos en lugar de hacer el bien que queremos, a pesar de esto, ya no hay ninguna condenación para nosotros: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Este es el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
La sentencia de la ley de Dios para todo aquel que haya cometido pecado es “muerte”, la ley señala al pecador “culpable”, pero la obra expiatoria de Cristo toma esta condena; Cristo mismo tomó esta condena para sí ofreciéndose como sacrificio sustitutivo, perfecto, por nuestros pecados. De este modo, él llevó nuestra condenación, para que pecadores como tú y como yo, vivamos, experimentemos, y disfrutemos que ya no hay ninguna condenación para nosotros. No se trata de impunidad, se trata de recibir la justicia de Dios que se revela de fe en fe, fe en Cristo, fe en su sangre, fe en su intercesión perfecta y eterna a nuestro favor, fe en el dicho de Dios y no en cosa alguna que nosotros podamos hacer.
Una vez que alguien ha creído en Cristo, él está en Cristo y nunca puede ser separado del amor de Cristo, como Pablo explica en Romanos 8:38–39. Ninguna cosa creada (incluyendo una persona) puede separar a nadie del amor de Dios que está en Cristo. Cuando Pablo afirma que ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, podemos estar seguros de nuestra posición segura en Cristo, Amén.