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Romanos 8:33 “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano

El octavo capítulo de Romanos es una revelación tras otra. Desde el verso 28 vemos que estamos predestinados a la victoria. Sea lo que sea que enfrentemos, saldremos victoriosos si padecemos a la manera de Jesús.

Si vivimos como Jesús, esta es nuestra actitud ante las dificultades de la vida. Ya que nos hemos puesto del lado de Dios, ahora Dios está a nuestro favor. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Cuando se celebró el juicio de nuestras vidas, el juez nos justificó porque tuvimos un Abogado. 

Como usted sabe, eso no significa que de aquí en adelante seremos incapaces de hacer algo malo, porque si decimos que no tenemos pecado, somos mentirosos. Significa que en toda circunstancia nos entenderemos directamente con Dios. En todas nuestras batallas e incluso en nuestras caídas, el diablo nos acusará en vano, porque no podrá interponerse entre Dios y nosotros. Todas nuestras cuentas las rendimos delante del Padre. Nuestro trato es directo, él nos juzga, él nos corrige, él nos perdona.  

Si vivimos como Jesús, ya no tenemos quien nos acuse, pero sí tenemos quien nos defienda. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.

Si vivimos como Jesús, esto jamás nos llevará a actuar como si no tuviéramos que rendir cuentas a nadie. Al contrario, entenderemos mejor que nunca la recomendación del apóstol Pablo en Filipenses 2:12, y nos ocuparemos de nuestra salvación con temor y temblor, no producidos por la amenaza de la condenación, sino por el asombro de haber sido invitados a entrar en la presencia de Dios sin obstáculos.

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