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Salmo 119:15-16 Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra.

Por: Daniel Mora Jiménez. 

En la segunda sección del capítulo 119 del libro de los salmos, el escritor nos muestra el inmenso amor y atención que llevaba sobre la ley de Dios, por ejemplo, encontramos frases como “Atesoro tus dichos”, “Me regocijo en tus estatutos”, “Me deleito en tus decretos”, entre otros; esta sección del poema a la ley de Dios nos llevaba a prestar atención sobre la importancia de llevar una vida de obediencia a su palabra, y desde la primera línea se nos muestra lo antes dicho, pues el versículo 9 nos señala “¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra.”  (Salmos 119:9 NVI). 

Uno de los problemas que presentamos los seres humanos es la ligereza para olvidar las cosas, por ello el salmista nos muestra una ruta para no olvidarnos de la obediencia a Dios; lo primero que vemos es “atesorar o guardar la palabra”, esto es producto de llegar a entender el gran valor de sabiduría que contiene la ley de Dios y es una demostración de nuestro amor a Él, por ello nuestro Señor Jesucristo dijo: “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”. Lo segundo que vemos es “aprender y proclamar su palabra”, y para esto no estamos solos, tenemos la ayuda del Espíritu Santo, el cual nos instruye y nos guía hacia toda verdad, pero también nos impulsa a proclamar el evangelio para que los que anden en oscuridad puedan ser alumbrados por la luz de Cristo. 

Luego vemos el gozo del salmista, al entender que no existe ninguna clase de riqueza material que se pueda comparar con vivir conforme a la palabra de Dios, puesto que todo lo que esta debajo del sol, es tan solo, vanidad de vanidades. Por último, el prestar atención a la palabra de Dios y ejercitarnos en su cumplimiento nos preparará para nuestra vida futura junta a nuestro Dios por toda la eternidad; conocer y entender esto, es gran deleite para nuestra vida.  

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