Salmos 1:1-3 “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”
Por: Marianella Layana de Jácome
A diario vemos las noticias sobre el enriquecimiento ilícito de muchos servidores del gobierno que salen libres o impunes, el avance y la prosperidad de los narcotraficantes, el crecimiento del crimen organizado y así un sin número de situaciones que deja una interrogante: ¿Es posible que un malvado, un impío, un incrédulo que tiene una vida separada de Dios y que hasta llega a blasfemar, le puede ir bien aparentemente, es próspero y no tiene problemas en esta vida?.
Tenemos casos concretos que han ocurrido en nuestro País, con olas de violencia desatadas, el asesinato de niños como daño colateral, el reclutamiento de menores de edad para actos delictivos, familias devastadas por las pérdidas de sus seres queridos, hace pocas semanas un Pastor fue atacado y asesinado en nuestro País; a nivel mundial la persecución y exterminio de cristianos y un sin fin de situaciones más. Si Dios bendice a todos aquellos que le obedecen, a los que perseveran en fidelidad ¿Por qué entonces la gente mala prospera y la buena sufre bajo la violencia, pobreza y persecución?.
No debemos engañarnos por las apariencias, por esa fachada de vida feliz que tienen aquellos que están separados de la gracia de Dios, porque su final es un camino de muerte, porque el Señor dice que no tendrá por inocente al culpable, de ninguna manera lo dejará sin castigo.
Muchos de los santos y justos de Dios sufrieron pruebas muy dolorosas como Job, José, Nehemías, Ruth y otros personajes más, pero este sufrimiento tuvo como resultado bendiciones sobrenaturales de parte de Dios. ¿Cómo prosperamos como cristianos? Cuando nos deleitamos en la Palabra de Dios, la obedecemos y damos fruto. ¡Eso es bendición verdadera!.
Dios no abandona a sus hijos nunca. Todo lo que hacen los malvados no es más que acumulación de juicio. Aunque hoy rían por su maldad se lamentarán cuando estén ante Dios, hay un fin terrorífico para todo aquel que esté separado de Dios, Isaías 13: 9 dice: “He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores”.
Mantengámonos firmes en la fe, perseveremos fieles en la obra de Dios, con nuestra mira en los Cielos, no nos desanimemos ni cuestionemos la voluntad de nuestro Señor, aprendamos a esperar y a confiar aun cuando la maldad pareciera prosperar, porque cuando nuestro Señor Jesús regrese, sino se arrepienten y lo acepten, les espera una expectación de juicio y castigo horrendo a todos aquellos que se deleitan en la maldad.