Salmos 1:3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio
Este salmo es uno de mis favoritos, por qué me anima a seguir creyendo fielmente que si aprendo a depender de Jesús seré prosperado, y no hablo solo de lo económico, hablo del crecimiento espiritual que ofrece el Señor, a través de una vida en dependencia de Él.
Dios quiere que tengas una vida fructífera. Jesús lo expresó de esta manera, diciendo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).
Cuando obedecemos a Dios y tenemos una relación viva con Él, hay dos tipos de frutos que se manifiestan en nuestras vidas: el fruto del Espíritu Santo, y las bendiciones de Dios como fruto de esa obediencia.
Gran Parte de la Biblia habla de las bendiciones que Dios derrama sobre todo aquel que le obedece, lo encontramos en el libro de Deuteronomio 28:2-6: Bendecirá su trabajo, Bendecirá su casa, Bendecirá su canasta, Bendecirá sus hijos, etc.
Que privilegio es vivir bajo el cuidado de Dios, se imagina ser bendecido en todas esas áreas, pues sí, son promesas que Dios cumple en la vida de todo aquel que depende de Él, que su amor por Dios inunde su vida y de mucho fruto, tanto en lo espiritual como en lo físico y así poder ser de testimonio a otras personas.
Usted es llamado a impactar la vida de miles de personas en todo el mundo, a través de compartir el plan de salvación, es llamado a ayudar a otras personas y trabajar con ellas para su crecimiento espiritual. Y que como termina diciendo el versículo de hoy, pueda siempre mantenerse en esa frescura, sin que su hoja se caiga, siempre listo para florecer con la Presencia de Dios.