Salmos 133:1 “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso esHabitar los hermanos juntos en armonía!”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
En estos últimos años hemos visto de forma general un mundo completamente alejado de las normas morales de Dios, donde impera el individualismo, centrado en sus logros personales sin importar los demás, no les importa si alguien sufre, con tal de conseguir su bienestar personal, están muy lejos de ayudar al pobre y al necesitado, este es el mundo en que vivimos.
Damos gracias a Dios, porque como sus hijos vivimos de forma diferente, Él puso en nuestros corazones su amor y su misericordia, apartándonos de un mundo egoísta, permitiéndonos vivir en comunidad para ayudarnos unos a otros con nuestras necesidades. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador pasamos a ser parte de la familia de Dios (Efesios 2:19), recibiendo su instrucción divina mediante la lectura diaria de su Santa palabra, en nuestro crecimiento espiritual somos guiados cada día por el Espíritu Santo de Dios, quien forma nuestro carácter (Efesios 2: 20) y puso en nosotros sabiduría para habitar juntos en armonía (Salmos 133).
El deseo de Dios es que en su iglesia no haya ningún problema, pero los hay, como aconteció en la Iglesia primitiva, por eso el Apóstol recomienda en 1 Corintios 1:10 “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”. Lamentablemente, siempre encontraremos en las Iglesias divisiones, por diferentes motivos, el destructor de la casa del Señor siempre espera la oportunidad de dividir la iglesia, esa es su misión. Hermanos recordemos siempre “Una iglesia unida en el espíritu nunca será destruida”.