Salmos 62:1-2 “En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho”.
Por: Nelly Jácome de Pérez
El salmista nos enseña en esta breve instrucción, que Dios es el único refugio. Un hombre que fue perseguido gran parte de su vida, y que siendo rey enfrentó la sublevación de su propio hijo, conocía el valor de un refugio seguro, de una torre alta de fortaleza contra el enemigo. Así que no se trata de una composición sin sentido (como el ruido al que hoy llaman música), sino de una serena y seria declaración de la verdad inspirada por Dios, pero que ha sido experimentada en la vida del salmista, y también podemos afirmar, ha sido experimentada por todo fiel creyente, y aún más, esta verdad será descubierta tarde o temprano, por todo ser humano. Dios es el único refugio y salvación.
La tendencia de la espiritualidad en la actualidad es abrir diferentes puertas a distintas creencias que en definitiva puedan hacerle bien a una persona que está con necesidad. Lamentablemente, en muchos casos, nuestro Dios ni siquiera está entre las primeras posibilidades, sino que es una última opción de estas búsquedas.
Este Salmo nos enseña algo muy distinto, en un momento de extrema necesidad del rey David expresa que solo en Dios está acallada su alma, que solamente él es su roca y fortaleza y que solamente en el Señor reposa su alma. No abre su vida en cualquier sentido, sino que solo busca en una dirección. Sabe que sólo en Dios puede encontrar todo lo que necesita su vida.
¡Todo está en él! No necesitamos otra persona ni otro Dios ni otra esperanza. Nuestra fe debe depositarse a sus pies sin importar lo que estemos viviendo. Dios nos pide una búsqueda, que encuentre en Él una preferencia única y e2xclusiva. En ningún otro lugar o persona hay salvación para nuestras vidas. No busquemos más nuestro refugio, nuestro descanso o nuestra fortaleza en otros lugares. Solo en Él debe estar acallada nuestra alma. Solamente Él es nuestra roca ¡Solo Él!, Amén.