Salmos 69:32-33 “Lo verán los oprimidos, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón, Porque Jehová oye a los menesterosos, Y no menosprecia a sus prisioneros”.
Escrito Por: Ps. David Pérez Vera
Demos gracias al Eterno y Dios Santo, Santo, Santo, Rey Majestuoso y Todopoderoso, quien es Digno de toda alabanza y honor por los siglos de los siglos. A nuestro Padre Celestial que ha hecho cosas increíbles y maravillosas en la eternidad. Quien ha derramado de sus bendiciones sobre cada uno de sus hijos. Padre nuestro que has cumplido tu promesa y nos has dado un camino por medio de Cristo Jesús a la salvación. Hoy sólo te podemos pedir las fuerzas para comprometernos a bendecir, servir y alentar a otros a tu Gloria. En el nombre de Jesús Señor nuestro, Amén.
Que bendición empezar en este día con una oración, llena de gratitud a Quien representa todo para nuestro ser, nuestro Abba Padre, Jehová de los Ejércitos. Por lo que, en tal sentido, el texto bíblico en su contexto nos permite ver al rey David, en lo que podríamos decir una inundación de aguas que le llegan hasta el cuello y que amenazan con ahogarlo, un cuadro muy difícil en el sentido figurado. Cuando nuestras vidas están en riesgo de hundirse al igual que el salmista, ¿Hacia dónde nos dirigimos?.
En la vida real, sobrevivientes de experiencias cercanas a morir ahogados, describen estos sucesos terroríficos, como una sensación de ser golpeados con gran fuerza y sentirse ofuscados por la falta de oxígeno. Estas experiencias pueden estar expresadas, cuando nuestra vida gira sin control, cuando estamos solos y somos abandonados, cuando se secan por orar nuestras gargantas, cuando muchas veces estamos exhaustos de tratar de salvarnos a nosotros mismos, siendo necesario encontrar nuestro salvavidas en momentos como estos, buscando al Eterno con todo nuestro corazón.
A pesar de todo lo que veamos con nuestros ojos naturales, debemos recordar que el Eterno está ahí por medio del Espíritu Santo para fortalecernos bajo toda circunstancia, por ello, nuestras alabanzas primero deben complacer al Soberano Dios, y, asimismo, deben traer gratitud a nuestros corazones, pero ¿por qué? porque las alabanzas nos invitan a agradecer al Eterno por lo que hace, y también unirnos a Él mientras lo hace. La generosidad de nuestro Padre Celestial Jehová de los Ejércitos, la misma que despierta nuestras alabanzas, debe mover nuestra generosidad, la cual se convertirá en bendiciones para otros y ayudará a que otros alaben a Dios, Shalom.