Santiago 1: 17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
Por: David Agustín Pérez Vera
En tiempos de Navidad, niños, jóvenes y adultos esperan recibir regalos, no obstante, es menester mirar a lo alto, de donde sólo puede venir a tu vida el regalo más maravilloso, único y extraordinariamente perfecto, la salvación que es en Jesucristo.
Como seres humanos, somos cambiantes, tanto para dar algo como para recibir. Por eso la Palabra de Dios nos dice hoy, que levantemos la mirada hacia el Padre y Eterno Dios que no cambia y al que nada conmueve en su santidad y fidelidad. ¡Qué cosa más asombrosa saber, que hoy puedes recibir el mejor regalo, que jamás alguien te pudo dar! Dios es la fuente de todo bien, el cumple sus promesas.
No es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse. Y a lo largo de toda la historia de la humanidad ha sido evidente, que estamos frente al Único y Soberano Dios Inmutable. Él es el Creador del universo, Él no cambia, siempre es Él mismo. De modo que, si Él da bienes hoy, no dará males mañana. Su bondad es tan grande que quiere que tú y yo ténganos vida eterna por medio de su Hijo Jesucristo.
Recordemos que las dádivas y dones de Dios son maravillosos y hacen rico y bueno al agraciado. Estas son excelentes noticias, que debemos compartir de manera incesante y perseverante, sobre todo en tiempos últimos y de oscuridad, como el que vive la sociedad en general en un mundo caído y convulsionado por el pecado, Shalom.