Santiago 1:19-20 “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.
Por: Ps. David Agustín Pérez Vera
El Eterno por medio de Su Palabra nos deja consejos prácticos, los cuales son de mucha bendición para todo hijo de Dios, mismos que están al alcance de todo aquel que predisponga en su corazón, leer y estudiar el manual de vida por excelencia, la Biblia. En tal sentido, toda persona debe estar dispuesta a ser enseñada por la Palabra de Dios.
Después de haber nacido de nuevo en Cristo Jesús, es necesario mantener una relación de comunión con Dios, creciendo, desarrollando y madurando a la luz de Su Palabra. El Eterno nos dio dos oídos y una boca, y debe haber una razón muy determinante para ello. Esto está enmarcado en la existencia real del peligro de que hablemos demasiado, y no adecuemos nuestra reacción a ser lentos para la ira, o como refiere el idioma griego, cólera o venganza.
En este hermoso idioma griego encontramos otros términos que traducen la palabra enojo, pero este término se refiere al enojo destructivo, que motiva a la venganza, al resentimiento con deseos de lastimar y anular al otro. Otros términos en este idioma, indican un enojo momentáneo sin consecuencias malignas, pudiendo considerarse como una expresión terapéutica que ayuda a la persona a reflexionar en su actitud y reacciones. Santiago dijo, “Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”, el idioma griego nos da un mayor alcance, por cuanto se traduce, justificación, justicia, equidad (de acto o carácter) del Justo.
Lo más interesante de esta porción bíblica de riqueza espiritual para nuestras vidas, es que, nos presenta a la justicia dirigida a velar por los derechos de las personas, a diferencia de la ley en el Antiguo Testamento, cuya prioridad era cumplir las normas, reglas y estatutos, dejando de lado la práctica de esa justicia.
En este contexto, la intención de la ley es proteger y velar por la justicia, permitir que el prójimo se desarrolle, enmarcándose en empoderar, dignificar y desarrollar a las personas. El Señor Jesucristo vino a devolver la justicia a la Ley, y que la Ley esté al servicio de la justicia, y no la justicia a servicio de la Ley como los fariseos lo habían contemplado e impregnado en las vidas de los más vulnerables, por eso es común encontrar expresiones de Jesús en los Evangelios, por ejemplo, en Marcos 2:27 “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”.
Ante la Palabra del día de hoy, es necesario pedirle al Eterno que nos ayude en todo tiempo a ser prontos para oír Su Palabra y tardos para airarnos, a fin de que Su Justicia nos permita servir y entregarnos por completo a hacer Su Voluntad perfecta en nuestro diario caminar, Shalom.