Santiago 3:17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Escrito Por Dayse Villegas Zambrano

¡Queremos seguir creciendo! Ahora vamos a un área de crecimiento que tampoco es optativa para los creyentes, la sabiduría. Para Santiago, la sabiduría no se mide en títulos o cargos o años de experiencia acumulada. ¿Cuál es la evidencia de la sabiduría? La buena conducta y la mansedumbre. 

Y esas son dos asignaturas que muchos tenemos pendientes o en las que nos estamos quedando año a año. Pueden pedirnos cualquier servicio u ofrenda, vamos gustosos, apoyamos, pero no nos hagan cuestionamientos sobre nuestra conducta, porque se nos desactiva la mansedumbre. 

No nos engañemos. Si en el interior seguimos luchando contra los mismos celos, la amargura y las ganas de contender de siempre, es que la sabiduría de lo alto no ha crecido en nosotros. La astucia que alimenta todas esas emociones no viene de Dios, sino de la peor parte de nuestra naturaleza humana. 

Crecer en la sabiduría de Dios puede librarnos de esa carga. Nos enseña una vida pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin inseguridades ni hipocresías. 

¿Podemos justificar los celos, la amargura y la contención como formas de expresar nuestra inconformidad y dolor ante la injusticia que vemos o que hemos sufrido? Podemos intentarlo, pero no conseguiremos sentirnos mejor ni rectificar las cosas a través de eso. Es un camino equivocado para lograr la justicia. Es un camino humano. Santiago nos presenta un camino divino. El que quiere cosechar justicia la sembrará en paz. Los que pueden crear justicia son aquellos que hacen la paz. Buena conducta, mansedumbre y paz son los rasgos de que la sabiduría ha empezado a crecer en nuestra vida.