Estamos Ubicados en:
Ximena 421 y Padre Solano,
info@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216
Berajot
berajot@pibguayaquil.com
Fono: +593 98 901 0216

Santiago 5:7-8 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

Escrito Por Dayse Villegas Zambrano

La paciencia es el fruto del Espíritu que, creciendo con el tiempo, nos ayuda a llevar más sabiamente el paso del tiempo. La paciencia es la virtud que no puede forzarse a crecer. Pasaremos el resto de nuestras vidas desarrollándola. Verá su cumplimiento el día en que el Señor venga. 

Tener paciencia no significa no reaccionar por debilidad o cobardía. Es ser fiel al Señor y a uno mismo, y tener firmeza en el corazón mientras se espera. Es no quejarse de la espera ni de los hermanos. Y si se pasa alguna aflicción, se busca respaldo en el ejemplo de los que sufrieron antes de nosotros por causa del evangelio. 

En las aflicciones de Job vemos a alguien que llegó al extremo, prácticamente volvió al polvo y vivió como si estuviera muerto, humillado y abandonado. Su esposa le aconsejó que acabara con su vida, que maldijera a Dios y muriera. Sus amigos le aconsejaron que se rindiera, que no esperara más y aceptara su suerte. 

En su humillación, Job siguió esperando sin maldecir y sin rendirse. Dolido y solo, siguió esperando a Dios, en una persistencia que sus amigos confundieron con terquedad. 

Como iglesia, necesitamos crecer en paciencia por varias razones. Estamos rodeados de voces que nos dicen que hemos esperado demasiado, que el Señor no viene todavía. O que estamos esperando en vano, que el Señor no vendrá. O que lo que estamos esperando ocurrirá, pero no como creemos, sino que nos encontraremos con un Dios que en vez de recompensa, nos dará castigo. Pero Santiago nos dice que estamos esperando algo precioso, el fruto de nuestra paciencia, la venida del Señor y la promesa que nos hizo. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra (Apocalipsis 22:12).

Usamos cookies para una mejor experiencia de usuario.