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Tito 2:14 “Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”.

Escrito Por: Ps. David Pérez Vera

La mejor noticia que podemos recibir en nuestra vida, es saber que el Eterno en su amor infinito, dio a Su Unigénito Hijo en la Cruz para nuestra salvación. Por eso, amados hermanos y amigos, debemos tener presente que, su entrega y sacrificio fueron el pago para rescatarnos de la maldad que nos dominaba y el camino que fue abierto para purificarnos como un pueblo escogido y libre para obrar conforme al designio divino. Gloria a Dios por esta hermosa verdad. Nuestro Redentor se dio a sí mismo, dio todo su ser, el regalo más grande jamás dado para nosotros, Gálatas 1:4 “El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. 

Somos redimidos, que maravillosa verdad que nos alienta y anima a seguir perseverando en el caminar diario como hijos de Dios. Nuestro Señor Jesucristo nos rescató de la esclavitud al precio de Su preciosa sangre, precio que nadie ni nada puede igualar, ni con todo el tesoro del mundo se podría igualar a la preciosa Sangre que nuestro Señor derramó en la cruz del calvario por ti, por mí y por toda la humanidad. Algo que no podemos dejar pasar por alto, es que nuestra redención fue de toda iniquidad, es decir, de la anarquía, de la esencia del pecado, así como, de la transgresión de la ley, 1 Juan 3:4 “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”, lo cual era la servidumbre a la que estábamos hasta que Cristo Jesús nos rescató. Tomando en cuenta que, el objetivo en el marco de la redención era redimirnos, no solo de la pena, sino del ser de iniquidad.

Con nuestro nuevo estatuto espiritual, tenemos la responsabilidad que nos recalca el Señor en este día, al pertenecerle a Él como Su pueblo, que sirvamos y vivamos para cumplir Su voluntad, predicando a tiempo y fuera de tiempo las buenas nuevas noticias de salvación, siendo importante para ello, prepararnos en la Palabra viva y eficaz que nos capacita para toda buena obra. Shalom, Cristo viene pronto.

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