Tito 3:4 “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres”.
Por: Ps. David Pérez Vera
Hablar de la bondad de Dios es hablar de su benignidad, en todo su esplendor, Él es Dios de todo don inefable.
¡Que maravillosa noticia para este tiempo! Dios muestra su bondad todo el tiempo, hacia un mundo que lo desprecia y es indiferente con Él. Su amor es inagotable, siempre con sus brazos abiertos, esperando que lo busquen para ser hallado. Considerando que el amor y la gracia de Dios son regalos que nadie podría ganarse nunca; seamos humildes y aceptemos su presencia, para que Él sea el Señor de nuestras vidas y podamos retribuir cada día su amor inagotable al que estamos llamados a retribuir
En vísperas de recordar el nacimiento de su Hijo Jesús en esta tierra, tengamos presente que Dios ofrece su amor a los hombres solamente por la incalculable bondad de su corazón, y nadie debería pensar nunca en lo que ha ganado, sino en lo que Dios le ha dado.
He ahí la clave de la vida que toda persona debe de tener siempre, una gratitud fascinada y humilde, nunca una orgullosa autosatisfacción, confiados en sus capacidades y habilidades, olvidándose que el dador de la vida el Eterno Dios, es el que hace posible un día más de vida en este mundo. Hagamos de esta época de reflexión, la más maravillosa experiencia de poder hablarle a los demás de la bondad de Dios para la humanidad, reflejada en el nacimiento de Jesús. Tenga presente lo importante no es sólo hablar de que Jesús nació, sino que un día a través de creer en Él nació en su corazón como Salvador y Señor de su vida, Shalom.