Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Por: Dayse Villegas Zambrano 

Otra manera de mostrar fidelidad es pensar en los necesitados y en los pobres, y en toda persona a la que le podamos hacer algún bien.  Es nuestra oración de cada día que Dios nos permita servir a alguien de alguna manera. Pero a veces, cuando el Señor nos envía a la persona necesitada que nos llama justo cuando estamos en medio de algo importante, pensamos: ¡Espera un momento, ahora mismo no puedo! O también: No soy la adecuada para esto, es mejor que lo atienda alguien más.

A veces, como los discípulos, oramos para que Dios atienda a los necesitados. Y él nos responde: Dadles vosotros de comer (Lucas 9:13). Y nosotros, como ellos, decimos: ¡No tenemos! Y él nos contesta: Yo sí. Yo me encargo. Invítenlos a sentarse y ustedes sirvan la mesa (Juan 9:14-17). 

Así usted sienta los bolsillos vacíos, Dios espera que mantenga una actitud de solidaridad y servicio. El resto lo hará él. No podemos dar nada que Dios no nos haya dado primero. Y él nunca nos pedirá que demos algo que él no nos proveyó con anticipación. En esto también se demuestra nuestra fidelidad y nuestra fe. Seamos fieles a nuestro llamado a hacer el bien a todos y a ayudarnos mutuamente entre hermanos.