Efesios 2: 14-16 “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”.
Por: Walter Encalada Pazmiño
La iglesia no tiene límite de raza ni condición social.
La iglesia del Señor es un grupo de personas convertidas, no como otras sociedades o grupos existentes, tiene algo diferente que las une, el amor de Dios, por eso es un grupo muy singular, consecuencia de haber obtenido un nuevo nacimiento, aceptando a Jesús como su Señor y Salvador (Juan 3:35), obteniendo una nueva ciudadanía (Filipenses 3:20) segregada o apartada de este mundo pecador cuyo príncipe es el maligno. Dios las conoce y las llama por su nombre formando un solo rebaño llamado Grey, su Iglesia.
Él es su único Pastor, las conoce y las guía (Juan 10:14), el Pastor de la Iglesia la está llamando, su propósito es alcanzar su gloria (2 Tesalonicenses 2:14), continúa con su mensaje (Hechos 26:18). El nos ha dado grandes promesas, nos hace huir de la corrupción del mundo, (2 Pedro 1:4; Santiago 1:18), sin aportar de parte de nosotros ningún mérito (Efesios 2:3), Dios aparta a su pueblo, a su redil (Hechos 26:18; Gálatas 1:4; 1 Pedro 2:9).
Pero esa segregación nos hace sentir como extranjeros en este mundo (1 Pedro 2:11), esto nos conlleva a reunirmos con hermanos de nuestra misma condición, sin importar raza ni condición social, vivimos separados del mundo y congregados en un solo cuerpo bajo el Amor de Dios (Juan 11:52, Efesios 1:10). Este nuevo nacimiento en Cristo, nos conduce a una obra regeneradora, obra realizada por el Espíritu Santo, participando en nosotros su naturaleza divina (Juan 1:12-13; 3:5-7; Romanos 8:14-21), haciendo en nosotros una nueva creación.
Damos gracias a nuestro Padre Celestial por todos sus cuidados, te ruego que bendigas a las personas que han tomado un tiempo para leer este devocional. Padre una mención especial para los que no te conocen, que toques sus corazones y se vuelvan a ti, permite que se unan al cuerpo de Cristo. Que tu palabra nos permita reflexionar buscando tu verdad, que esta Iglesia forme una congregación de personas, tal como lo señala el libro de los Hechos, unidos en un solo cuerpo, cuyo propósito sea alabar tu nombre y proclamar tu precioso Evangelio a toda criatura.