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2 Corintios 1:8 “Pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida”.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano 

Muchas veces hemos pensado, como los apóstoles, “Ya no puedo más, Señor”. Como ellos, nos vemos sin salida y solo esperamos el fin. Dejamos de luchar para mantenernos a flote, en una confesión de debilidad que nos humilla. Sin embargo, como hijos de Dios, esta es una de las mejores cosas que nos pueden pasar. 

Pablo lo explica en el verso 9: “Esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos”.  ¿Para qué sirven el dolor y la angustia en la vida de los creyentes? Para que dejemos de confiar en nuestras fuerzas. Para que aprendamos a confiar solo en el poder de Dios, quien nos hará volver incluso de la muerte. Cuando parece que todo está perdido, podemos levantar la cabeza, sabiendo que nuestra redención está cerca (Lucas 21:28). 

No sienta que ha fracasado porque admite ante Dios que ya no puede más. Sepa que este es el siguiente paso hacia la victoria.

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