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Hechos 18:10
Porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano

Dios tiene mucho pueblo. Podemos estar esparcidos, pero ciertamente él tiene muchos hijos. Cuando los profetas y apóstoles se sintieron solos, Dios con frecuencia les hizo ver que no era así; no solo la presencia de él los acompañaba, sino que había alrededor de ellos hermanos y hermanas a los que no veían, porque la ansiedad puede reducir la mirada. 

Pablo tenía muchas personas a las cuales llegar, pero también tenía amigos. Silas, su compañero de misiones; Lucas, que no lo abandonó; Timoteo, su hijo espiritual, y ahora dos cristianos de peso, Aquila y Priscila. Ellos lo acogieron en su casa y le dieron sitio para trabajar, porque eran del mismo oficio. 

Qué bueno es encontrar personas afines en lo espiritual y en las cosas de este mundo. Es una combinación rara, como un tesoro, pero no imposible. Imagínese trabajar en una empresa de cristianos. Debería ser un lugar de felicidad, lo digo sin ironía. Nadie tratando de quitarle el puesto a otro ni hablando a sus espaldas ni pensando en robar bienes de la empresa. Todos pensando en crecer. 

Pues bien, usted está en un lugar así, usted pertenece a la iglesia, un lugar donde todos compartimos los principios cristianos y aunque somos imperfectos, tenemos en común el amor a Dios y el deseo de crecer juntos. ¿Cómo no habrá espacio para la felicidad? 

Creo que eso fue lo que Pablo encontró con Aquila y Priscila, amistad, hogar, oficio y felicidad. Pudo entregarse por entero a la predicación de la palabra (Hechos 18:5) y tuvo la independencia para alejarse de los judíos influyentes e ir a evangelizar a los gentiles. Creyó el principal de la sinagoga con toda su casa, muchos corintios, y Pablo recibió el respaldo de Dios: Sigue así, que yo tengo mucho pueblo. Total, se quedó viviendo allí un año y medio. 

Uno se queda donde se siente en hogar, en su elemento, en familia. Cuánto bien hace tener el respaldo de amigos y de hermanos que al final de un día pesado nos reciben en casa y nos hacen sentir bienvenidos. Entiendo que todos queremos tener esos amigos. Pero qué tal ser nosotros esos amigos, que sostienen y rodean y permiten el crecimiento.

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