Romanos 12:11
Fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
Cuando uno entrena para ser maestro de niños, le dicen algo como esto: si su clase dura 30 minutos del domingo, no use 30 minutos antes para prepararla. Si su clase es el próximo domingo, usted tiene una semana para trabajar en ella. Empiece a hacerlo ya. Haga hoy la lectura. Mañana lea y tome apuntes. Al día siguiente, busque recursos de apoyo. Tal vez le toque fabricar sus propios recursos, reserve el tiempo. Planee una actividad. Elija la música que llevará. Haga el programa. Ore. Sea diligente.
El crecimiento de la iglesia se da en un ambiente de diligencia, fervor y servicio. Obedecer pronto a lo que el Señor nos revela como sus prioridades. Esto es más que hacer algo bueno, es hacer lo mejor.
Tal vez pensemos que el resultado será el mismo si nos damos prisa a obedecer que si lo dejamos para más tarde. Muchas veces nos llaman a hacer algo o vemos una necesidad y pensamos que lo haremos, pero a nuestra manera y en nuestro tiempo. Luego, porque hay otras prioridades, nos distraemos, y cuando nos damos cuenta, no lo hicimos o lo hicimos a último minuto. Y pensamos que con un poco más de tiempo, nos hubiese quedado mejor.
Pues bien, ese pensamiento debería ser preventivo. O lo hago ahora o luego me lamentaré por no haberlo hecho mejor y entregaré algo que tal vez hasta esté bueno, pero pudo ser más. Sea diligente. Dios merece un servicio fervoroso que entregue el mejor resultado.